Se habla desde hace varios años y desde el punto de vista social y pastoral, de la categoría ‘empoderamiento’. El empoderamiento consistiría en la liberación de la impotencia causada por diversos factores, como por ejemplo nacer y vivir en situaciones de sujeción, des - valorizadoras o des – humanizadotas; el tipo de educación, costumbres culturales, el haber sufrido violencia, discriminación, exclusión y otros.
El empoderamiento es un proceso, entendemos que se inicia con la desestabilización congnitiva que permite ver una realidad a la que antes se estaba imposibilitado/a de ver, precisamente por el velo impuesto por las condiciones antes dichas. Empoderar/se es cambiar los modelos mentales que impiden entrever las circunstancias que causan la impotencia.
El proceso de empoderamiento de las mujeres, por ejemplo, implicó la toma de conciencia de su situación de desigualdad causada por el hombre, o por estructuras jerárquicas androcéntricas.
Aunque el empoderamiento es aplicable a todos los grupos vulnerables o marginados, su nacimiento y su mayor desarrollo teórico se ha dado en relación a las mujeres. Su aplicación a éstas fue propuesta por primera vez a mediados de los 80 por DAWN (1985), una red de grupos de mujeres e investigadoras del Sur y del Norte, para referirse al proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos. Desde su enfoque feminista, el empoderamiento de las mujeres incluye tanto el cambio individual como la acción colectiva, e implica la alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género. [1]
El Empoderamiento ha sido una reflexión y una práctica extendida, desde los grupos de análisis de género, hacia los esfuerzos por acompañar caminos de desarrollo y capacitación de los diferentes grupos marginados, también llamados vulnerables.
Sentirse poderoso o poderosa, es una sensación poco conocida para las personas sujetas a mecanismos autoritarios, los que pueden representarse en el mismo seño familiar o en un limitado ámbito laboral. La posibilidad de organizarse para reconocerse como personas, con posibilidades y capacidades, con derechos y libertades es tomar el poder que se lleva dentro y sacarlo. La autoridad consiste en el dominio de las propias capacidades, en reconocerse con ese poder y sobre todo en saber que el mismo es reconocido por otros. La autoridad tiene que ver con tener el poder y que éste poder, la capacidad, la competencia sea ejercida de tal forma que las otras personas lo aprueben.